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La concesión de una licencia de apertura para cualquier negocio debería tardar entre 15 días y cuatro meses, pero, en la práctica, este proceso se alarga entre seis meses y dos años. ¿El resultado? Muchos emprendedores que se estrenan con su local o que deciden ampliar su empresa terminan trabajando en la ilegalidad. Y no sólo eso. Sin la licencia de apertura aprobada o con una licencia de obras pendiente del visto bueno por continuos requerimientos administrativos que no se habían previsto, se arriesgan a una sanción que les puede costar hasta 1.500 euros y, en el peor de los casos, también la clausura del local durante seis meses. ¿Por qué, entonces, hay tantos emprendedores que se arriesgan a pasar por esta situación?

Porque el marco legal sobre licencias es muy confuso. Hay un gran abanico de normativas (nacionales, autonómicas y locales) ambiguas y contradictorias entre sí. En algunos casos, provocan problemas de interpretación, incluso cuando el proyecto está en manos de profesionales. Se puede tomar una decisión en base a una parte de la normativa aplicable y después el técnico del ayuntamiento puede interpretarla de forma diferente. En el 60% de los proyectos surgen incidencias.

Por ese motivo los emprendedores se ven obligados a elegir entre paralizar la apertura de la actividad hasta tenerlo todo bien atado (pagando el alquiler y sin ingresos) o empezar a trabajar sin autorización y esperar a que, finalmente, les aprueben el proyecto. La mayoría elige lo segundo. Para evitar sorpresas, en Adaix te explicamos qué hacer para abrir un negocio.

Lo primero que tienes que hacer

Si bien es cierto que gran parte de estas situaciones tiene que ver con la falta de unanimidad en la concesión de las licencias, la imprudencia o la falta de información de muchos emprendedores antes de iniciar la actividad suele agravar el problema. Nadie que se dedique a la obtención de licencias se aventura a garantizar la aprobación de un proyecto a la primera, pero todos coinciden en que existen pequeñas precauciones que pueden ahorrar mucho tiempo y dinero.

  • Conocer al enemigo. Lo primero que hay que hacer es acudir a la junta de distrito o al ayuntamiento correspondiente y hablar con el técnico que tramite el expediente. Preguntar qué requisitos se piden para el tipo de negocio que quieres abrir, explicar el proyecto, si vas a hacer obra, que catalogue si ésta es ‘menor’ o ‘mayor’. Eso es lo primero, sin embargo, muchísima gente empieza con las obras antes de iniciar los trámites. O constituye la sociedad sin pedir información y se encuentra con sorpresas como no poder abrir el tipo de negocio que tiene pensado en esa ubicación. Un ejemplo sencillo y real: si quiero abrir un restaurante en Chueca y busco el local sin haber consultado previamente, me voy a encontrar con que en este barrio ya no se conceden licencias de apertura para esta actividad.
  • Analizar bien el local. Otro error habitual es alquilar un local que ya está reformado creyendo equivocadamente que así no se tiene que hacer obra y, cuando tramita la licencia de apertura, el ayuntamiento le exige cambios porque el anterior propietario no había realizado ningún trámite. Y, además, en el ayuntamiento no hay constancia de que ese local tuviera un uso anterior.

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¿La solución en estos casos? Acudir al registro de licencias del ayuntamiento correspondiente antes de alquilar el local para ver en qué condiciones está y comprobar si ha tenido alguna sanción. Por ejemplo, puede ocurrir en un local de hostelería en el que la inspección haya detectado problemas de cucarachas debido a que la pared está muy carcomida. En ese caso, igual la obra que tienes que realizar encarece el presupuesto previsto. O si es un lugar de copas, una sala de fiestas… ver si ha habido algún incidente, como una agresión a algún cliente, porque es seguro que la inspección estará siempre encima de ti, aunque el local haya cambiado de dueño. Acudir al registro municipal te va a permitir conocer cuál es la situación real del local y calcular si te compensa o no el dinero que tienes que invertir.

¿A qué te arriesgas?

El 75% de los emprendedores que buscan ayuda profesional lo hacen cuando ya tienen montado el local. A veces, incluso, ya llevan varios meses funcionando. En teoría, una actividad no se puede desarrollar sin licencia de apertura, pero muchos emprendedores no pueden esperar y se lanzan a la piscina. ¿Qué están poniendo en juego?

  • Por la vía administrativa. La mayoría de los problemas que surgen durante la tramitación de la licencia se pueden subsanar con dinero. O sacrificando parte de la superficie destinada a los clientes. El mayor conflicto que puede aparecer es que los cambios necesarios impliquen perder tanto espacio que termines por marcharte a otro local.
  • Responsabilidad penal. Es cierto que para que te cierren un local los técnicos del ayuntamiento se tienen que ver en una tesitura muy seria: denuncias de terceros y con reiteraciones de incumplimientos, entre otras. Normalmente las consecuencias de no tener la licencia pasan por un procedimiento disciplinario, multas, un juicio… pero hay casos que se pueden complicar mucho. Si provocas un incendio que afecta a terceros, por ejemplo, podrías llegar a la vía penal.

Fuente: Emprendedores

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