La morosidad inmobiliaria ha dado el primer respiro a la banca desde que comenzara la crisis, hace más de siete años. En los seis primeros meses de 2014, la tasa de impagos de las compañías relacionadas con el ladrillo disminuyó tras haberse multiplicado por más de seis desde 2008. El ratio ha descendido hasta el 36,6%, casi medio punto porcentual con respecto a cierre del pasado ejercicio, según un estudio de BBVA Research.

Aunque la caída aún es poco significativa, sí ha permitido a las entidades registrar una reducción de la morosidad en el conjunto de su cartera crediticia.

La disminución del ratio de insolvencias al sector promotor se debe a varias causas. Por un lado, al esfuerzo de saneamiento llevado a cabo en los últimos años por la banca, que ha llevado a que una parte muy importante de los créditos ya se estén reconocidos como deteriorados aunque estén al corriente del pago. Por otro, a que cerca de 80.000 millones procedentes de las entidades que han recibido ayudas europeas han sido traspasados a la Sareb, es decir, que su situación no se tiene en cuenta en las estadísticas del sistema financiero. Y en tercer lugar, a la leve mejoría de la economía.

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La tendencia continuará

En la banca se espera que la tendencia a la baja continúe en los próximos trimestres y permita ver una caída de la tasa en términos interanuales, porque si se compara el dato con junio de 2013, sube un 20,1 por ciento, derivado principalmente por el menor volumen de préstamos. Los créditos al promotor han bajado más de un 54 por ciento a lo largo de la crisis, como consecuencia del cierre crediticio, el canje de deuda por inmuebles, la transferencia a la Sareb y las ventas de carteras que se están acelerando en los últimos tiempos a fondos buitre.

El volumen de financiación concedida a este sector productivo, que fue el motor de la economía en la época del boom económico, ha pasado de los 470.000 millones de euros a los 217.000 millones actuales. Entre 2000 y 2008, el saldo se incrementó un 517 por ciento.

Después de un proceso de saneamiento extraordinario e histórico, las entidades comienzan a ver la luz al final de túnel, porque no sólo la tasa de modosidad empieza a caer, sino porque el volumen de crédito deteriorado al promotor también lo hace, y con algo de fuerza. En el primer semestre, los préstamos impagados de las compañías inmobiliarias descendieron casi un 9,5 por ciento (8.400 millones) y se situaron en 79.400 millones, una cifra que está por debajo de la cosechada a cierre de 2011. Además, interanualmente, el volumen moroso en esta actividad baja el 0,9 por ciento desde junio del ejercicio pasado.

Al igual que en el inmobiliario, en el resto de sectores productivos se refleja ya una contención de los índices de morosidad. La tasa se sitúa en el 11,62 por ciento frente al 12,08 por ciento de diciembre. El saldo insolvente también mejora, en un 4,6 por ciento (2.700 millones de euros).

Dónde la banca todavía no ha visto una caída de las insolvencias es en el segmento hipotecario, aunque sí una desaceleración de la subida. La mejora económica de las familias aún no se ha producido, pero se espera que llegue durante 2015 gracias a un crecimiento del empleo.

En esta coyuntura se enmarca el hecho de que la mora hipotecaria haya escalado por encima del 6 por ciento y que los hogares hayan dejado de pagar sus cuotas por un valor de 34.700 millones. Las insolvencias en los créditos para la adquisición de viviendas fueron las últimas en despuntar y son las últimas en las que se verá un descenso. Comenzaron a subir sustancialmente en 2012. Incluso, en plena crisis, en 2010, experimentaron un retroceso.

La contención de la morosidad permite a las entidades españoles ha coger algo de aire. Sus provisiones para cubrir riesgos se han desplomado en los últimos meses y ha facilitado a su cuenta de resultados a aumentar significativamente, a la espera de que la actividad y la rentabilidad cojan fuerza en un entorno de tipos de interés en mínimos históricos. Además, los bancos se están apoyando en el ahorro de los costes operativos (ajuste de oficinas y personal) para conseguir elevar sus beneficios.

Fuente: elEconomista.es

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