Este 2014 ha comenzado con buenas noticias para aquellos que estén pensando en adquirir una vivienda en la capital, ya que desde el 1 de Enero comprar una vivienda en la Comunidad de Madrid resulta más económico. Esto se debe a una rebaja de las tasas que gravan las operaciones de compra-venta de inmuebles.
¿Cuáles son esas tasas?
Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP): esta tasa se paga en el caso de las viviendas de segunda mano y ha sufrido una bajada del 1% pasando del 7% al 6%.
Actos Jurídicos Documentados (AJD): estas tasas gravan la expedición de documentos notariales como las escrituras para la formalización de hipotecas y viviendas nuevas, y han sufrido una reducción del 1% al 0,75%.
Con esta modificación el gobierno de la comunidad busca estimular la actividad del mercado de segunda mano, disminuyendo el esfuerzo económico que supone para los futuros compradores hacer frente a tales gravaciones. A pesar de que la cantidad final depende del valor de la vivienda adquirida, podríamos estar hablando de miles de euros de ahorro. Esta reforma quedará registrada en la Ley de Medidas Fiscales y Administrativas.
Desde la consejería de Hacienda de la comunidad de Madrid destacan la importancia del sector inmobiliario frente a la recuperación económica, así como la influencia que ejerce la fiscalidad en la reactivación de este mercado, por lo que esta modificación podría resultar definitiva en la toma de decisión.
La reactivación del sector inmobiliario
A pesar de que la Administración madrileña estima que la recaudación por estas operaciones se vería reducida considerablemente, lo que se pierde con la rebaja busca compensarlo con la estimulación del mercado, provocando un incremento del número de ventas.
Será fácil de comprobar si, en efecto, esta modificación fiscal tiene los buenos resultados que esperan en el Gobierno de Madrid. Sobre todo, porque la evolución del sector en esta comunidad se podrá comparar con la de las otras autonomías: en todas las demás el ITP es más alto (a partir del 7%).
Actualmente la presión fiscal directa constituye el 22% del precio final de una vivienda (el 30% si valoramos la indirecta), de este modo cualquier rebaja con respecto a este porcentaje por pequeña que sea se traduce en una reducción importante para el futuro comprador.