Los puntos más claros a favor de convertirse en inquilino son:

  • Con el mismo presupuesto, puedes vivir en una zona céntrica, en una grande y buenos equipamientos

  • El alquiler implica menores gestiones y papeleo que comprar una casa.

  • Necesidad de menos ahorros iniciales que en el caso de la adquisición de vivienda.

  • Gastos más controlados cada mes: no habrá que estar pendiente de posibles derramas o gastos imprevistos, cada mes se paga el alquiler pactado con el casero en el contrato y nada más.

  • Más rapidez en la decisión, ya que en caso de equivocarse es menos traumático poder cambiar de piso y buscar otro.

  • Mayor flexibilidad, ya que el día que cambian las necesidades de espacio, presupuesto o zona, se puede buscar otra vivienda que se ajuste mejor.

Desventajas, son:

  • Se pasa a tener una relación obligada con el propietario, ya que habrá que negociar múltiples aspectos con él (quién paga los suministros, las reparaciones o qué pasa si quieres dejar el piso antes de que finalice el tiempo pactado en el contrato de alquiler).

  • Se necesitara el permiso del dueño del inmueble para pintar o hacer cualquier reforma.

  • Si se invierte dinero en mejoras en la vivienda se pierde al dejar el piso.

  • La vivienda nunca llegará a ser tuya y tendrás que seguir pagando siempre el alquiler por muchos años que estés viviendo en el piso.

  • Finalizado el tiempo de contrato firmado y las prórrogas obligatorias, el propietario puede decidir dejar de alquilar la vivienda, con lo que puedes tener que abandonar la casa y buscar otra aunque no quieras.

  • El precio del alquiler generalmente sube cada año (en función del ipc), aunque este punto es uno de los que el gobierno planea modificar con la reforma de la ley de alquiler para que la actualización del precio de alquiler se pacte en el contrato entre el casero y el inquilino.

Fuente: idealista.com