La banca pública será la encargada de vender los activos inmobiliarios que se transfieran al banco malo. Así lo confirmaron fuentes conocedoras de la operación, que revelaron que los planes del Estado son recurrir a las propias entidades que transfieran sus activos para que los comercialicen y gestionen su venta a través de sus páginas web y sucursales. A cambio, el banco malo (Sareb) les compensará con un incentivo económico que está aún por definir, en función de cada tipo de activo y entidad.

Para ello, a finales de diciembre se actualizarán las web de estas entidades, de manera que los activos inmobiliarios cambiarán de propietario. Quien desee comprar una vivienda solo sabrá si es un activo de la Sareb cuando firme el contrato de adquisición. De esta manera, la gestión de la venta de los activos estará en manos de los bancos, aunque con condiciones -el contrato de gestión contempla hasta 400 puntos a cumplir por la entidad-. El plan que elaboraron el Ministerio de Economía y Alvarez & Marsal, empresa que diseñó la Sareb, pasa por dar comisiones o penalizar a las entidades en su proceso de venta de esos inmuebles. Para ello, el banco malo controlará de manera exhaustiva las citadas operaciones. Las entidades firmarán el contrato de traspaso de activos a la Sareb el 18 de diciembre y será a partir del 1 de enero de 2013 cuando puedan empezar a venderlos.

El precio de venta está aún por definir. No obstante, fuentes conocedoras de la operación reconocieron que el coste no será más barato que el que ofrecen en este momento. Para definir el coste, la Sareb estableció dos tipos de precio. Primero, el dirigido a los particulares. Y segundo, el destinado a fondos inmobiliarios o grandes empresas, interesados en comprar carteras de viviendas o de crédito promotor. En el primer caso, los gestores del banco malo marcaron tres precios a la hora de fijar el coste final: el de mercado, el ofertado y el de liquidación. “En algunos casos, los pisos pueden costar más caros que en la actualidad”, advirtieron fuentes financieras. En el segundo caso, el precio dependerá de una due diligence de entre siete y ocho meses que la Sareb realizará a cada activo para poder valorar la cartera demandada y conocer si hay contingencias en los activos presentados por las entidades.

“Vicios ocultos” fue la expresión que empleó una fuente conocedora de la operación y que ejemplificó con el hecho de que un banco haya declarado un bloque de pisos de cuatro plantas, pero sea de tres. En este caso, las pérdidas que se puedan ocasionar se trasladarán a las entidades responsables.

Fuente: El Mundo