El Euribor, índice al que están referenciadas la mayoría de las hipotecas en España, ha vuelto a pulverizar su mínimo histórico en el mes de abril para nueva alegría de los hipotecados (sin claúsula de suelo). Cerró este pasado mes en el 0,180%, lo que tendrá su eco, en forma de abaratamiento, en las hipotecas a las que le toque revisión.

La nueva tasa del indicador rebajará una hipoteca media (de 120.000 euros a 20 años y a un Euribor +1%) en más de 23 euros al mes. O lo que es lo mismo, en torno a 280 euros al año. Exactamente, la cuota mensual de estos préstamos pasará de 584,81 euros a 561,56. Esta reducción viene dada por la caída de la cotización del Euribor desde abril de 2014, cuando marcó 0.604%.

 

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La caída del índice no frenará

La expectativa no varía para el Euribor a medio plazo, ya que se esperan nuevas caídas y niveles entre 0% y 0,1% para el segundo semestre de este año.

En este sentido, las entidades financieras se ven desbordadas por el dinero del BCE, las distintas emisiones de deuda pública a tipos negativos hacen más atractivo el préstamos no sólo a sus clientes, sino también a otras entidades y lejos quedan los riesgos sistemáticos donde los bancos no se fiaban entre ellos. A día de hoy, todos saben que incluso en el peor caso los países saldrán a su rescate e impedirán un nuevo colapso.

Casi todas las variables apuntan a nuevas caídas y subraya que únicamente un desmesurado crecimiento en el crédito sin una correcta supervisión de dicho riesgo provocaría alzas sostenidas.

 

Los bancos, los más perjudicados

Las repercusiones para la economía real de esta situación son inmejorables, ya que propiciará una disminución en las cuotas hipotecarias, facilidades de créditos a empresas y reducción de costes financieros a distintos agentes. En definitiva, un impulso para fortalecer el crecimiento económico que pueda mejorar el empleo y los raquíticos salarios.

No obstante, todo tiene su contrapartida. El lado negativo lo soportan en primera instancia las entidades financieras, que verán reducidos sus márgenes operativos y podrían pasar a luchar por rebajr los tipos fijos que añaden al Euribor en los distintos préstamos.

Es posible que está situación pueda provocar una oleada de créditos a tipos bajos que en unos años pasarían a elevarse de manera sustancial, dejando a buena parte de los distintos agentes con el pie cambiado si no han sido capaces de elevar sus ingresos de manera notable.