Tras la aprobación el pasado junio de la ley de eficiencia energética, todo propietario que desee poner a la venta o alquiler su vivienda debe contar con un certificado de eficiencia energética. Sin embargo, este certificado no es un documento barato, cuyo precio oscila entre los 70- 300 € dependiendo de las características y condiciones de la vivienda.
Este gasto está llevando a los propietarios a optar por medidas alternativas a su obtención, a fin de minimizar los gastos, pero no son conscientes de que tales acciones pueden acarrear riesgos adicionales.
La tónica general según hemos observado desde el Grupo Adaix, es que propietarios e inquilinos pactan el arrendamiento de la vivienda sin solicitar el documento en un «yo te cobro menos y tu no me pides el certificado», ya que según argumentan tal solicitud repercutiría en un incremento del precio de la vivienda. Sin embargo eludir esta obligación puede conllevar a los propietarios el pago de sanciones económicas de entre 600-6000€. En el caso de las ventas esto ya es más difícil de encontrar, porque han empezado a exigirse desde las notarías.
Por otro lado, el riesgo no reside solamente en la multa, sino que pueden darse otras situaciones. Por ejemplo en el caso de estos pactos, el inquilino podría romper en cualquier momento el contrato de arrendamiento alegando que el dueño de la casa no puso a su disposición el certificado energético, algo a lo que tiene derecho.
De este modo, alquilar sin certificado supone encarar un riesgo que puede salir caro, sobre todo porque las inspecciones no han hecho más que comenzar y cada vez son más frecuentes. Desde Adaix ponemos a su disposición la posibilidad de obtener el certificado energético para su vivienda, completamente homologado y elaborado por los mejores profesionales, gracias a nuestra colaboración con una importante filial del sector. Así como aconsejamos tanto a inquilinos como propietarios su solicitud, a fin de minimizar riesgos y evitar sustos en un futuro.