¿Eres de los que siempre has querido emprender un negocio? Ya sea a tiempo parcial o como complemento a tu trabajo actual, la idea de emprender es algo que ronda a muchas personas. Desde Adaix queremos que eches un vistazo a algunas excusas para no emprender.
1. Llego demasiado tarde. Solo va a ser demasiado tarde para ti si no estás dispuesto a ser más rápido, más convincente, más barato, o mejor en algún sentido que quien llegara allí «el primero».
2. Estoy lleno de temores. ¿Y piensas que por ese motivo eres diferente? No, no o eres. Todos los emprendedores sintieron lo mismo, y todavía se siguen sintiendo temerosos. Y ante este hecho, puede soptar por dos salidas: permitir que tus miedos te paralicen, o hacer uso de ellos para impulsar todo aquello que sea necesario y lanzarte en busca del éxito. La complacencia es enemiga de la superación personal. Afortunadamente, el temor a no alcanzar tus sueños puede disipar esa complacencia. Tan solo tienes que decidir a qué temes más: a dar el paso e intentarlo o a no conseguirlo nunca.
3. No tengo los contactos adecuados. Entre páginas web de empresas y Linkedin, Facebook, Twitter, y todas las otras plataformas de redes sociales, es posible encontrar a casi todo el mundo. De hecho algunas personas son sorprendentemente accesibles; tal vez eso sea uno de los secretos de su éxito. Por supuesto, no todos van a contestarte, y si no lo hacen, probablemente será por ti. No olvides que cuanto más influyente sea una persona, más asediada se encuentra con solicitudes. Busca una buena razón para contactar, lo mejor es ofrecer algo antes de esperar recibir nada, y podrías sorprenderte ante respuestas inesperadas.
4. Primero, necesito recaudar financiación. Los emprendedores son maestros en el arte y la ciencia de lograr más con menos: menos dinero, menos gente, menos tiempo, menos de todo. Nunca se tiene «suficiente» dinero, capital o financiación. Si no cuentas con suficiente dinero para iniciar un negocio de la forma en la que lo has planificado, pues cambia de planteamiento. No siempre es posible controlar lo que se tiene, pero lo que sí puedes controlar es tu decisión sobre qué hacer con lo que realmente tienes.
5. No tengo tiempo. Resulta que tú tienes el mismo tiempo que todo el mundo. La única diferencia es la manera en que utilizas tu tiempo. Si estuvieras enterrado bajo tierra y solo te quedaran 24 horas de oxígeno, seguro que no optarías por echar un vistazo a tu cuenta de Twitter o chatear con los amigos o pasarte un poco de «tiempo» frente al televisor. Te dispondrías a cavar y cavar, y emplearías toda tu energía en hacer un túnel para salir. Si aplicaras el mismo grado de importancia y urgencia a lo que deseas lograr, tu agencia quedaría despejada de inmediato… porque encontrar tiempo siempre va a depender de lo que desesperadamente que desees algo.
6. No cuento con los conocimientos adecuados. No hay problema, muévete y busca lo que necesites. Lee un libro, lee diez libros, habla con tus amigos. Consigue un trabajo a tiempo parcial en una pequeña empresa o en un sector completamente diferente. Busca a alguien que se dedique a lo que tú deseas y ofrécete de voluntario para trabajar sin cobrar nada, a cambio de la oportunidad de aprender. ¿Suena demasiado duro?, ¿demasiado alto el precio a pagar? o ¿simplemente no es justo?. Entonces, tendrás que asumir que nunca lograrás tener esas habilidades o capacidades – y deja de quejarte. Las habilidades y los conocimientos hay que ganárselos, no se regalan. Tienes que ir a ganártelos.
7. No parece que me vaya a surgir ninguna gran idea. Soñar con conseguir algo novedoso, es muy, muy difícil. Tratar de cambiar algo que ya existe es muy fácil. Simplemente debes fijarte en todo lo que te rodea, y detenerte en todo aquello que no funcione bien, que sea demasiado caro, que haga perder el tiempo… Encontrarás montones de problemas. Las soluciones a esos problemas son las ideas. «Algo innovador» resulta difícil de imaginar. «Algo mejorado» es mucho más fácil. La mayoría de las empresas se basan en mejorar, no en innovar.
8. Me parece demasiado arriesgado. Hoy en día, uno es capaz de recuperarse de cualquier contratiempo, equivocación o fracaso, y resurgir más fuerte, con más experiencia y mejor equipado para tener éxito la próxima vez. Si nunca intentas nada, con lo único que terminarás es con remordimientos. Cuando te sientas mayor y que ya lo has hecho todo en la vida, y vuelvas la vista atrás, y te preguntes: «¿Qué habría pasado si yo hubiera…?». Puede que ese sea el único riesgo que nunca deberías correr.
9. No soy el tipo de persona a la que le vaya todo eso. No es cierto. Lo que ocurre es que eres demasiado cómodo para hacer el trabajo sucio. Todo emprendedor que ha conseguido triunfar lo ha hecho porque se ha subido las mangas y se ha puesto manos a la obra, a la par de los demás. No se requiere ninguna cualidad innata para operar un negocio. Todo lo que necesita es auto-disciplina.
10. Tengo que esperar a que llegue el momento perfecto. Este momento nunca llegará. Lo que debes hacer es poner todo tu esfuerzo. Entonces detenerte y reflexionar, y si consideras que el resultado será notablemente mejor si te esfuerzas un poco más, adelante. Y seguidamente, realizar ajustes y mejoras basándote en la información que te ofrecen las únicas personas cuya opinión realmente importa: tus clientes.
11. Tengo una gran idea, pero nadie me apoya. Las grandes ideas pueden describirse en pocas palabras. Los grandes productos pueden describirse en pocas palabras. Cuando nadie parece captar tu idea, la única persona que se equivoca eres tú. Deja tu orgullo y tu «exclusivo punto de vista» a un lado y trata de averiguar dónde has fallado.
12. Parece demasiado duro. Los trayectos largos son duros. Cada uno de los pasos resulta difícil. No se puede alcanzar una meta ambiciosa de la noche a la mañana, pero se pueden ir realizando pequeños avances, por pequeños que sean, hacia tu objetivo. Si te paras a pensar en el final del trayecto y en todo lo que implica el largo recorrido, nunca empezarás.
13. Me sentiré fatal si fracaso. Fracasar puede hacerte sentir cierto bochorno ante los demás. Si fracasas darás qué hablar a unos cuantos. Pero esos cuantos son las mismas personas que nunca se atreverían a intentar algo por ellos mismos. Así que no deberían importarte. Por otro lado, también habrá un montón de gente que te respetará por haber dado ese paso, que se sentirán identificados contigo. Y todos ellos te entenderán y animarán porque saben lo que significa intentar algo y fracasar, para después volver a intentarlo. Se trata de aquellas personas que viven según sus propias circunstancias, se trata de emprendedores.
¿Decidido ya a emprender? En Adaix estamos en busca de personas cómo tu, de emprendedores con ganas de mejorar su futuro. Infórmate aquí.
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