¿Qué es el alquiler vacacional y por qué quieren prohibirlo?

La regulación del alquiler vacacional sigue dando que hablar, y en algunas comunidades está incluso prohibido. Alquilar la vivienda a turistas es un derecho básico y ponerle trabas dificulta la reactivación del mercado inmobiliario, lo que puede prolongar la crisis más de la cuenta. Es más, si desapareciera esta modalidad vacacional, es muy probable que se volviera al modelo de endeudamiento de compra de vivienda en la costa.

Desde que en junio de 2013 el Gobierno modificara la regulación del alquiler vacacional para que sean las diferentes Comunidades Autónomas las que regulen esta materia, el turismo vacacional se ha agitado, y mucho. Temerosos de competir en igualdad de condiciones, los grupos hoteleros están presionando a los gobiernos autonómicos para que legislen en contra del alquiler vacacional, una modalidad que, desde Adaix, creemos que ha existido toda la vida y que se basa en la confianza, el trato humano y la reducción de gastos. Si alguien tiene un apartamento de su propiedad y se lo alquila a alguien, nadie se lo puede negar. Ahora bien, como todo negocio, hay que declararlo.

Además, el alquiler vacacional puede permitir rentabilizar el inmenso error de inversión que supuso la burbuja inmobiliaria, y más con el enorme stock de viviendas que arrastra España. Lo lógico sería sacarlas al mercado de alquiler vacacional. Algunas formaciones políticas se quejan de que la regulación del alquiler turístico corresponda a las diferentes Comunidades Autónomas y defienden que vuelva a ser una normativa estatal, e incluso, europea. Se trata de un modelo de negocios muy interesante con muchas posibilidades emergentes relacionadas con economías colaborativas y con la industria digital.

Prohibido alquilar

Con la nueva normativa está habiendo una caza de brujas contra los ciudadanos que alquilan sus viviendas con fines turísticos. El caso más paradójico está en Andalucía, una región que ni siquiera cuenta con una normativa aprobada, pero que ya ha comenzado a multar a propietarios con 2.001€ sin una base legal que sustente la sanción.

Otro ejemplo de regulación restrictiva es el de Baleares, donde está directamente prohibido el alquiler vacacional de pisos, apartamentos y adosados. Sólo se permite el alquiler de chalets.

También hay comunidades que son más sutiles a la hora de plantear trabas. Por ejemplo, Madrid obliga a que las viviendas vacacionales tengan una estancia mínima de cinco noches, cuando lo normal suelen ser entre dos y tres noches. Es la fórmula de mantenerlas fuera en el jugoso mercado de las estancias de fin de semana.