Cuando uno de nuestros allegados decide adquirir un inmueble y busca financiación bancaria es frecuente que solicite a alguien de su círculo que actúe como avalista, frente a la entidad.

Asimismo en la mayor parte de los casos la respuesta suele ser positiva, de modo que sin pensarlo dos veces prestamos ese aval sin tomar en cuenta que constituye una garantía que emitimos que nos obligaría a cumplir o pagar la deuda por el individuo en caso de impago por su parte.

Según la propia definición del Banco de España el aval «es una forma de garantizar o asegurar el cumplimiento de obligaciones económicas. quien avala (el avalista) se declara dispuesto a hacer frente a los compromisos del avalado (normalmente, el pago de una determinada cantidad de dinero) frente a una tercera persona o empresa (el beneficiario del aval) en caso de que el avalado no lo haga».

avalar hipoteca

De este modo, a pesar de creer que no es más que un favor a un allegado, estamos corriendo un riesgo real donde interviene tanto nuestro patrimonio como el de nuestros futuros herederos. Desde Adaix aconsejamos considerar las posibles consecuencias tomando en cuenta que hablamos de una operación jurídica de alto riesgo.

¿Cuáles son los riesgos a los que me enfrento como avalista?

  • Responsabilidad Solidaria en caso de impago, nos situamos al mismo nivel que quien adquiere la deuda, si hay problemas con el pago el banco arremeterá directamente contra los avalistas, así como contra todos aquellos bienes presentes y futuros del mismo.
  • Esta responsabilidad patrimonial y económica acompañará al préstamo durante toda su vida hipotecaria (10, 20, 30 años), aun cuando el deudor vaya asumiendo la deuda.
  • En caso de fallecimiento del deudor, asumiremos el pago durante el tiempo que quede pendiente para liquidar el préstamo. Asimismo las herencias comprenden los bienes y las deudas, por lo que los herederos del deudor, no solamente heredan y se adjudican el inmueble, sino también la deuda  añadida, “la hipoteca”.
  • Por otro lado, si quien fallece es el avalista,  sus herederos adquirirán la responsabilidad asumida por el mismo. Estos responderían no solo con aquellos bienes que hayan sido objeto de la herencia, sino también con sus bienes presentes y futuros.

Una vez analizados los diferentes riesgos que supone llevar a cabo una operación de tales características, a la hora de convertirnos en avalistas de alguno  de nuestros allegados, es preciso pararnos a pensar en las consecuencias a las que podríamos enfrentarnos en el peor de los casos. No solo debemos tomar en cuenta nuestra situación, sino la transmisión de la responsabilidad a nuestros herederos.